sábado, 3 de marzo de 2012

Uno tiene que saber atrapar esos pequeños momentos de felicidad y aferrarse a ellos, guardarlos en el corazón como algo irrepetible. Hay que saber grabarse en la memoria el sonido de una risa, para después escucharlo cuando venga alguna mota gris en el paisaje... Nunca bajes los brazos, siempre hay algo mejor esperando del otro lado.

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